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domingo, 30 de agosto de 2015

Enfermedades Caninas Más Comunes

Enfermedades Caninas



La mejor forma de mantener sano a nuestro perro es la prevención, pero también es necesario conocer las enfermedades que pueden afectarle como ser: 

Parvovirus: Es una enfermedad vírica con un comienzo agudo, mortalidad variable y que afecta sobre todo a los cachorros. Afecta fundamentalmente al intestino y sus principales síntomas son diarreas sanguinolentas; suele ir acompañada de deshidratación, inactividad y vómitos. La temperatura suele ser normal en los inicios para producirse una hipotermia en las fases finales. La mortalidad es muy variable dependiendo de la edad, del estado del animal y de las cepas de virus. Al tratarse de un virus el tratamiento es sintomático a base de antidiarreicos, vitamina K y, sobre todo, rehidratación masiva a base de sueros, que en un periodo de 72 horas suele ser efectivo. Como en toda enfermedad vírica, se debe prevenir con la vacunación, comenzando en etapas tempranas de la vida (1,5 meses de edad) y las revacunaciones anuales. 

Parásitos intestinales: Aquí se incluyen una serie de procesos que tienen en común la parasitosis del aparato digestivo. Los parásitos intestinales pueden ser de dos tipos: lombrices ( gusanos redondos) y tenias (gusanos planos). En infestaciones leves son prácticamente asintomáticos y en procesos más graves podemos encontrar todo tipo de síntomas entéricos: vómitos, diarreas con o sin sangre, anorexia, alteraciones nerviosas, delgadez, prurito anal etc. Tienen importancia porque algunos de estos parásitos pueden ser contagiosos para las personas y sobre todo para los/as niños/as. Existen gran cantidad de tratamientos muy efectivos contra un tipo u otro de parásitos intestinales y otros de amplio espectro capaces de combatirlos a todos. La importancia del tratamiento para evitar contagios a las personas es la prevención, debiendo de administrarse 3-4 veces al año. 

Parásitos externos: Los principales parásitos externos que pueden afectar al perro son las pulgas y garrapatas. Las pulgas producen pequeñas erupciones cutáneas que se caracterizan por gran picor que suele durar varios días debido a procesos alérgicos. Las garrapatas se alimentan de sangre al quedar enganchadas a la piel. La gravedad de la enfermedad radica, además de la posible aparición de anemia en infestaciones masivas, en la posible transmisión de otras enfermedades como la babesiosis. Ambos parásitos pueden afectar a las personas, con especial atención a las picaduras de garrapata que pueden llegar a ser muy graves. Los tratamientos son a base de antiparasitarios de uso tópico en gran variedad de formas y actualmente existen otros tratamientos, tanto por vía oral como inyectables, sobre todo contra las pulgas. Es importante señalar que las garrapatas no deben ser arrancadas del animal sin haberlas matado primero ya que podemos dejar la boca del parásito dentro de la piel provocando la formación de quistes. 

Sarna: Enfermedades producidas por arácnidos microscópicos de diferentes especies que se alojan bajo la epidermis, y que se caracterizan por ir arando la piel destruyéndola. En infestaciones grandes puede llegar a ser una enfermedad muy grave, incluso mortal. Los síntomas se caracterizan por lesiones cutáneas, purulentas, prurito y alopecia en las últimas fases. Aunque es poco probable, el contagio al hombre es posible. El tratamiento de la sarna es complicado debido a que los medicamentos de uso tópico no llegan correctamente al parásito y los de uso sistémico suelen ser bastante tóxicos, aunque en la actualidad existen medicamentos apropiados para combatir la enfermedad, sobre todo en las primeras fases. 

Leptospisosis: Enfermedad infecciosa producida por especies del género leptospira, que dependiendo de la especie producen un tipo hemorrágico o hepático. Afecta a perros de todas las edades pero es de mayor incidencia en los machos. Los síntomas son muy variables dependiendo del tipo pero en general: anorexia, vómitos, fiebre, conjuntivitis, dolor de la zona lumbar, ictericia y rigidez muscular. En fases terminales se puede producir una nefritis. La mortalidad no suele ser alta si se instaura un tratamiento adecuado lo más rápidamente posible. El tratamiento es a base de antibióticos adecuados en dosis intensas, acompañado del tratamiento sintomático. La vacunación debe de comenzar sobre los dos meses de vida y revacunaciones anuales. 

Rabia: La rabia canina es una enfermedad presente en todos los continentes y es causada por un virus de la familia Rhabdoviridae. Aunque todos los mamíferos pueden ser infectados con el virus de la rabia, los perros son los transmisores principales de la enfermedad en el mundo. La rabia canina se transmite a través de la saliva de un animal contaminado. Normalmente esto ocurre mediante una mordida, pero se han documentado algunos casos en que el virus de la rabia ha sido transmitido en partículas de aerosol flotando en el aire. Estos casos, sin embargo, son extraños y solamente han ocurrido en cuevas donde habitaban muchos murciélagos infectados. 

No existe ningún tratamiento para la rabia una vez que se han presentado los síntomas. En estos casos, el individuo afectado está condenado a la muerte. Sin embargo, sí existen vacunas efectivas para prevenir la enfermedad. Todos los perros deben ser vacunados contra la rabia cuando aún son cachorros. La vacunación se debe repetir periódicamente y el tiempo entre vacunas depende de la vacuna empleada y de la incidencia de la enfermedad en la zona. 




Moquillos en Perros


Moquillo: O Distemper, es una enfermedad muy contagiosa y mortal, aumentando este riesgo en los perros más jóvenes. Los que sobreviven a él conviven con graves secuelas nerviosas durante el resto de su vida. Es por ello que la vacunación es la única forma de prevenirlo, es fundamental cuando alguien decide comprar o adoptar un cachorro. Algunos de los síntomas son: Fiebre, depresión, tristeza, falta de apetito, Diarrea amarillenta, vómitos aislados, Ticks, convulsiones, descoordinación, crisis de masticación, marcha en círculos, secreción ocular y nasal color verde o blanca opaca, tos, estornudos, respiración fuerte y anómala. 

Así que recuerda es mejor vacunarles a los 45 días de vida. Hay que tener en cuenta que un adulto vacunado puede combatir y eliminar el mal con facilidad. Asimismo, existen una serie de medidas que también pueden ayudar a combatir la infección del moquillo. Resulta aconsejable que los perros se desenvuelvan en ambientes cálidos y perfectamente ventilados. Además, el virus del moquillo es relativamente vulnerable a los desinfectantes comunes y a los detergentes. 


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